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    Poderoso rayo fulmina a vacas en un instante

    Un tercio de una manada de vacas murió de manera instantánea cuando los animales fueron alcanzados por un rayo.

    Veinte vacas perdieron la vida luego de que un rayo alcanzara el prado en donde se encontraban. Sus dueños y sus compañeras solo pudieron mirar la trágica e instantánea escena sin hacer nada. ¡Un incidente igual de inesperado y. mucho más trágico a cuando otro rayo atravesó una camioneta por la mitad o el motor de un bote lleno de pasajeros!

    El extraño y trágico incidente se registró en la provincia de Morteros, Argentina, durante los primeros días de marzo del 2022. Un equipo de La Nación se acercó a Mario Garnero, propietario de la manada y del terreno. Él describió que fue una tormenta eléctrica con fuertes vientos lo que fulminó a su ganado.

    “Estábamos con amigos comiendo en el campo y pasó lo que pasó. La naturaleza es así. Al que le toca le toca“.

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    Asi quedó parte del ganado del granjero argentino. / Foto: La Nación

    De las 60 vacas que tenía Garnero se perdieron un tercio, lo que el propietario estimó que fue una pérdida monetaria de cerca de 4 millones de pesos argentinos, lo que se traduciría en poco menos de 800 mil pesos mexicanos.

    Desafortunadamente, la carne de las vacas que murieron a causa del rayo no puede ser ingerida por humanos. Esto se debe a que una parte crucial para descontaminar la carne es el drenado de la sangre del cuerpo del animal. No obstante, si este muere a causa de un fenómeno eléctrico, la descarga que pasa por su cuerpo acelera la coagulación de la sangre, elevando las posibilidades de que haya bacterias infecciosas en la carne.

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    Este fenómeno no es tan raro como podría parecer. Esto también le pasó a una manada en la Pampa, Argentina. / Foto: Infobae

    ¿Te imaginas ver la muerte instantánea de decenas de tus vacas a causa de un rayo? ¿Cómo te sentirías ante este fenómeno de la naturaleza?

    Yet Akatzin Almazán
    Yet Akatzin Almazán
    Alguna vez lo tuve todo y hoy ya no hay nada de eso. Pero nunca hay vacío. Alguna vez tuve trece gatos y ahora soy solo una gata bajo la lluvia que no sabe más que escribir, jugar y llorar. Sigo siendo malabarista por amor al arte y escritora por oficio, por empecinada.

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