La leyenda de Okiku, la muñeca embrujada, comienza con la enfermedad y la muerte de su dueña, una pequeña niña llamada Kikuko. ¿Ya conocías esta historia?
Hay un juguete embrujado que es resguardado desde hace más de 80 años por los monjes del templo de Mannen-ji, en Iwamizawa, Japón. El nombre de esta muñeca es Okiku y aunque el origen de esta leyenda es confuso, se calcula que comenzó a finales de la década de 1910 o en los inicios de 1930.
Algunas fuentes informan que un joven de nombre Eikichi Suzuki asisitió a una exposición marina realizada en la ciudad de Sapporo, Hokkaido. El chico compró una muñeca tradicional tipo Ichimatsu, con un colorido kimono, un corte de cabello hasta los hombros y una mirada que le recordaba a su hermana.
El chico llevó la muñeca de regreso con su hermanita, quien la recibió con gran afecto. De acuerdo con la leyenda, el nombre de la niña era Kikuko o Kiyoko, siendo el primero el que se menciona de manera más frecuente. La pequeña fue quien nombró a la muñeca Kikuko y la llevaba consigo a todas partes hasta que cayó presa de una enfermedad que la mantuvo en cama durante varios meses antes de terminar con su vida. Por la época en la que vivió la familia de Kikuko, es posible que la menor de edad haya fallecido de fiebre amarilla o gripe española.
Un error que tuvo consecuencias inesperadas
Tradicionalmente, los objetos pertenecientes al difunto se incineran junto con el cuerpo. Sin embargo, la familia Suzuki olvidó quemar a Okiku junto con su dueña. Cuando se dieron cuenta de esto, decidieron poner en su altar a la muñeca junto con las cenizas de su hija. Al poco tiempo, los integrantes de la casa se dieron cuenta de que la cabellera de Okiku estaba creciendo de forma inexplicable.
La familia cuidó de la muñeca pensando que en ella podría residir el espíritu de Kikuko hasta que decidieron mudarse de provincia. Ante la situación, decidieron dejar a Okiku en el templo Mannen-ji, en donde la muñeca reside hasta el momento. De acuerdo con los monjes del lugar, el cabello de Okiku sigue creciendo y lo siguen recortando cada cierto tiempo.
Las visitas están permitidas. No obstante, parece ser que a Okiku no le gustan las fotos ni los videos, por lo que los monjes han prohibido el uso de cámaras o celulares en la presencia de la muñeca. Si quieres conocer otras muñecas poseídas y caprichosas, te recomendamos leer el caso de Annie, quien hizo un desastre en su habitación por cambios que no le habían gustado. Y si deseas ver cosas más perturbadoras, te compartimos el caso de la muñeca escondida en una pared falsa.
¿Conoces a alguna otra muñeca poseída o embrujada como Kikuko?
Con información de Moon Mausuleum y Japón and more