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    Humanos ayudan a que anaconda cruce la carretera

    Automovilistas que estaban circulando sobre una carretera en Brasil ayudaron a que una impresionante anaconda cruzara una carretera de forma segura. ¡Y todo quedó grabado en video!

    Una anaconda de aproximadamente 3 metros de largo y 30 kilogramos de largo se encontró con la carretera BR-364 en Puerto Viejo, Brasil. Al intentar cruzar el camino diversos automovilistas se detuvieron tanto para ayudarle como para grabar el encuentro con el reptil.

    El camino donde se dio el avistamiento de la anaconda se encuentra en el municipio de Rondonia, en Brasil. El biólogo Flávio Terassini fue entrevistado por el medio G1 y tras ver el video informó que se trataba de un espécimen joven de aproximadamente 10 años. De acuerdo con el especialista estas pueden vivir hasta 30 años y llegar a pesar hasta 200 kilogramos.

    En un inicio una parte del video original fue la que se volvió viral en redes sociales en abril del 2019. Sin embargo, pronto se dio a conocer el video completo de más de dos minutos. En este se puede ver cómo, a diferencia de la boa de cinco metros avistada en México, esta serpiente parece contraerse en sí misma antes de proyectar su cabeza y cuerpo hacia enfrente.

    Aunque lo anterior puede ser una táctica que la hace sumamente veloz en el agua, en la Tierra las anacondas no son tan ágiles. Debido a esto, los primeros automovilistas que se encontraron con ella decidieron bajar de sus vehículos y acompañarla mientras cruzaba los cuatro carriles separados por una barda de asfalto en la carretera. Debido a lo asombroso de la escena la gente alrededor y los automovilistas que la acompañaban grabaron cada segundo del encuentro.

    ¿Cuál es el animal más extraño con el que te has encontrado a lo largo de tu vida?

    Con información de El Diario y O Documento

    Yet Akatzin Almazán
    Yet Akatzin Almazán
    Alguna vez lo tuve todo y hoy ya no hay nada de eso. Pero nunca hay vacío. Alguna vez tuve trece gatos y ahora soy solo una gata bajo la lluvia que no sabe más que escribir, jugar y llorar. Sigo siendo malabarista por amor al arte y escritora por oficio, por empecinada.

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